lunes, 29 de septiembre de 2008

Plan perfecto

Plan perfecto

Era una noche oscura, el cielo tenía un tinte negro y había un extraño silencio en la ciudad. No era un día como cualquier otro. Luciana, una chica de unos 16 años estaba regresando a su hogar, venía de la casa de una de sus amigas. Estaba a dos cuadras de su casa. El viento se escuchaba estridente, Luciana estaba asustada. A pesar de sus 16 años conservaba un gran temor a estar sola en la oscuridad. La chica entró a su casa, sus padres no se encontraban allí, habían dejado una nota sobre la mesa: volverían en una hora o dos, habían ido a al supermercado.

"Deberían estar por llegar" pensó Luciana, "el supermercado cierra en este horario".

Ya era la hora de la cena así que la muchacha se preparó un sándwich. Después de comer, subió las escaleras y se dirigió a su cuarto. Intentó abrir la puerta pero estaba cerrada desde el interior.

"Que extraño, nadie nunca cierra esta puerta con llave" se dijo la niña a sí misma nerviosa.

Luciana fue al patio trasero y se subió a un árbol a unos metros de la ventana de su habitación. Se acercó a ésta hasta estar lo suficientemente cerca como para mirar adentro. Rápidamente se llevó la mano a la boca para ahogar un grito de terror. En el interior del dormitorio había un cadaver cubierto de sangre. Ella nunca había visto a ése hombre, tenía cierta similitud con alguien, pero no sabía con quién. Los rasgos de su cara le hacían acordar a alguien muy familiar. La niña rompió bruscamente el vidrio de la ventana y entró. Cerca del cadaver había algunos papeles. Luciana los agarró, eran un DNI y una carta. El DNI pertenecía a Javier Friggs. El corazón de la muchacha comenzó a latir velozmente, su apellido coincidía con el del cadaver.

"Pero...pero si yo no lo conozco" tartamudeó Luciana.

Luego de una breve reflexión, comenzó a leer la carta:"Hola hermana, como ya te habrás dado cuenta por el comienzo de la carta, soy tu hermano. Seguramente te preguntarás cómo es que nunca te enteraste de que tenías un hermano, dejame explicarte: cuando nací nuestro padre no tenía suficiente dinero como para criarme, ya que había perdido su trabajo. En ese momento no fui capaz de entender por qué me abandonaron en la ciudad, más tarde logré comprenderlo. Toda mi vida fui miserable, traté de que la pobreza no me corrompa, hasta hace poco podía decir que nunca había robado, me las arreglé pidiendo limosnas, pero el rencor y la envidia de ver gente tan adinerada y desagradecida por su situación fue más de lo que pude soportar. Después de reflexionar me di cuenta: el odio que había en mí provenía de mi condición de pobre y esa condición fue generada por quien me abandonó. Mi ira se vió focalizada hacia mis padres. Decidí vengarme. Te digo esto para que no creas en las mentiras de nuestros padres nunca más. La policía vendrá y encontrará mi cuerpo, una ventana rota desde afuera y un arma sin huellas. No cabe ninguna duda de que nuestros padres van a ir a la cárcel, van a saber lo que se siente ser despreciado por la sociedad. La única diferencia es que ellos se lo merecen. La policía debe de estar cerca, la llamé hace 10 minutos y les dije que mis padres estaban tratando de matarme luego de negar que yo era su hijo. También les dije que me encerré en este cuarto. Por favor llevate la carta y poné el DNI en mi bolsillo. La policía hará el resto."
Cuando terminó de leer la carta Luciana hizo lo que ésta decía y se fue del cuarto por la ventana rota. La muchacha fue a la entrada principal y se asustó al ver a sus padres ser arrestados por la policía. Un grupo de uniformados forzó la puerta y empezó a investigar la casa. Descubrieron el cadaver y todo sucedió tal como fue planeado. Luciana contempló a sus padres con una mirada fúnerbre.

"¿Cómo fueron capaces de abandonarlo?" preguntó con voz quebrada.

No hubo respuesta, sólo una mirada de arrepentimiento. Los oficiales de policía los metieron en la partulla y condujeron hacia el horizonte. Luciana nunca los volvió a ver. Vivió hasta los 18 años en un orfanato y terminó en la misma situación de odio en la que su hermano estaba, pero aprendió una lección valiosa: no repetir los actos violentos de Javier, que podrían llevar a algún inocente a una situación similar.

Álvaro Ovejero

1 comentario:

mariana dijo...

¿Cuàl es la moraleja? ¿Què negro el destino de esos chicos? Uno muerto y el otro, en caminbo.
En líneas grales respeta las consignas.
Hay algùn error de puntuaciòn y ortografìa pero dejo que los reatrees vos.
Bien, Mariana.