El Chavo del Ocho

EL CHAVO DEL OCHO (por Bruno Cabezas)

“El Chavo del ocho” es una conocida comedia mexicana emitida a toda Hispanoamérica y algunos países de Asia y Europa. Su director es Enrique Segoviano, un reconocido actor en México, aunque su nacionalidad es dominicana. Este programa comenzó en 1971, y hasta hoy en día continúa saliendo por la pantalla de Telefe y otros canales. Esta tira está dirigida a todo el público, aunque recién creado el programa, su principal espectador era gente mayor de edad.

Principalmente, cuenta la historia de un niño mexicano, El Chavo, personificado por el reconocidísimo actor mexicano: Roberto Gómez Bolaños. Él es un niño huérfano y vive en el departamento ocho de una vecindad muy humilde de Ciudad de México, y su escondite preferido a la hora de escapar es su barril, situado en el patio de la vecindad. Básicamente, el programa explora, de manera burlona, los problemas que atraviesan muchos niños de la calle, como el hambre y la tristeza de estar solos. El argumento pasa por una serie de enredos y, mayoritariamente, confusiones en las que participan los actores de la serie; como lo son, entre otros, Quico, interpretado por Carlos Villagrán, un chico malcriado y muy sobreprotegido por su madre, Doña Florinda, una mujer muy testaruda, viciosa del orden y la limpieza, interpretada por Florinda Meza. Ella es detestada por Don Ramón (Ramón Valdez), un hombre viudo, al que lo único que le interesa es poder vivir la vida sin muchas complicaciones. Esta serie, logró alcanzar su pico máximo, en el año 1995, donde en determinados países llegaba a ser el programa más visto de toda la televisión. Esta colección, cuenta con un total aproximado de cuatrocientos veinte capítulos, todos con una duración de treinta minutos; parece extraño, pero resulta increíble como “El Chavo del Ocho” perdura y perdura a través de los años y más hoy en día, que las sociedades de todo el mundo son cada vez mas materialistas y en donde lo único que empiezan a apreciar son series en donde se burlan de la raza, religión, y otros tipos de discriminaciones, haciendo humor negro, que para uno puede ser gracioso pero para otros no.

Mi conclusión es que esta tira es increíblemente fabulosa y la elijo como mi comedia preferida. Considero que es espléndido que este programa de televisión tan simple y humilde pueda, aún hoy, hacer reír a todo tipo de televidentes y además aportando valores tan imprescindibles como lo son la humildad, la solidaridad y el respeto. Me agrada que “El Chavo del Ocho” pueda provocar gracia sin ejercer ningún tipo de discriminación, y apuesto a que podrá seguir en pie esta propuesta de Segoviano por muchos años más.